Alumni pel món: Ana Punset.

Unes lletres de l'Ana Punset, Promoció PONS 99

Amb un grau en comunicació audiovisual, màster d'escriptura per a cinema i TV i diversos cursos d'escriptura, la nostra Alumni Ana Punset ha orientat la seva vocació professional cap a l'escriptura de literatura infantil i juvenil.

"Érase una vez… La vida....

El érase una vez creo que aquí no tiene cabida, pero comenzaré el texto diciendo que me acuerdo mucho, MUCHÍSIMO, de mi colegio, Aura. Estuve en él toda mi vida escolar, desde los seis años hasta que me marché a la universidad, así que la cantidad de recuerdos almacenados de este lugar se cuentan por millones .

Si tuviera que describir uno así, a bote pronto… Pues justo me vienen a la mente esos momentos de patio, que fueron mutando a medida que crecíamos.

Recuerdo los pastelitos de barro que hacíamos de niñas, pringándonos las manos, el babi y lo que hubiera cerca, con el agua que cogíamos de la fuente para humedecer la arena y crear nuestra pequeña obra de arte en forma de corazón. Los pastelitos de barro pasaron a ser cartas dirigidas a chicos que escribíamos con la ayuda de nuestras mejores amigas, bajo el sol de primavera cuando ya teníamos la cabeza llenas de películas. Y después cambiamos las cartas por los primeros móviles, con sus SMS, que tecleábamos en ese ratito que podíamos salir después de comer, al Mercat del Camp de enfrente, para comprar grandes bolsas de chuches cuando ya nos permitían salir porque éramos las mayores del cole.

Fueron años muy buenos, y creo que le debo mucho al colegio, y a sus profesoras. De los últimos años, guardo especial cariño a Carmen Orna. ¡Qué gran tutora! Me encanta su carácter. Detrás de él, un corazón como una casa… ¡qué digo! ¡como un rascacielos! Durante la selectividad me traía cruasanes para obligarme a desayunar, porque con los nervios se me olvidaba… Así es ella.

Después del colegio, tan arropada había estado, que el cambio fue brusco: mudanza a Barcelona, a una Universidad plagada de desconocidos. Soy una persona tímida, así que el principio fue algo difícil, pero poco a poco te arrimas a personas que se encuentran en tu situación, algo perdidas, pero con ganas de encontrarse. Antes de que acabara el primer año ya tenía mi grupete y mis amigos, amigos que todavía hoy mantengo.

Estudié Comunicación Audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra porque me encanta el cine. Allí encaminé mis pasos a la escritura de guión, porque bueno, siempre me gustó escribir, y pensé que esa era lo más cerca que iba a estar de hacerlo. Al terminar la carrera hice un máster de guión mientras trabajaba en lo que me surgía, porque es cuando llega ese momento en el que te das cuenta de que no sabes casi nada (rodajes gratis, en el punto de información de un centro comercial, envolviendo regalos en navidad…).

Un día empecé a trabajar en una productora de documentalista y fui enlazando un proyecto con otro hasta hacer de todo: producción, ayudante de guión, de dirección… Al cabo de un año descubrí que aquello no era para mí, así que desvié mis pasos hacia el mundo de la prensa.

Comencé a trabajar en unos periódicos gratuitos con noticias de agencia. Al poco me dieron la oportunidad de escribir mis propias crónicas culturales para la contraportada, y aquello fue toda una explosión de emoción. Al fin firmaba artículos con mi nombre, y los escribía sobre lo que más me gustaba: exposiciones, conciertos, cine, libros… Arte en general. Gracias a eso, encontré otra oportunidad: escribir reseñas literarias para un suplemento cultural, Encuentros, del Diari de Tarragona, tarea que todavía hoy mantengo.

Es curioso cómo una decisión te va llevando a otra, y con el tiempo te das cuenta de la relevancia de todas ellas… Los artículos que publicaba me dieron la opción de empezar a trabajar como lectora editorial, porque yo siempre estaba mandando currículums para tratar de encontrar mi camino.

Un día me llamó un hombre que estaba buscando escritores para una iniciativa nueva: crear una empresa cuyo objetivo sería la escritura de libros comerciales. Hice las pruebas pertinentes y acabé formando parte de un grupo formado por dos hombres y yo, la tercera en discordia ;) Queríamos escribir best-sellers, claro, y no sé si llegaron a serlo, pero publicamos un total de cinco novelas con grandes sellos.

De esa experiencia aprendí una barbaridad. Hasta entonces yo había escrito artículos, relatos, poemas… Pero el grosor de una novela me asustaba, hasta que me enfrenté a ella, y aprendí a crear una estructura completa, a revisarla, a pulirla… Me hice con las herramientas necesarias para lo que vino después: la empresa cerró, y me busqué la vida por mi cuenta otra vez.

Gracias a que yo seguía haciendo de lectora editorial, contaron conmigo para unas pruebas de escritura para iniciar una colección nueva… que se llamaría El Club de las Zapatillas Rojas. Y aquí estoy, feliz de la vida de haber conseguido hacer de mi pasión, mi profesión. Y con la esperanza de que este sueño no acabe nunca.

Os animo a vosotras, alumnas del futuro, a perseguir vuestros sueños sin cansancio, por difíciles que parezcan. Y, sobre todo, a no olvidarlos nunca.

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